Seguridad Alimentaria en Jaque
4 de marzo de 2025
Escrito por: Mariel Bueno Cordero*
“Uniformidad y químicos significan comida vacía de nutrientes. Así, lo que tenemos es cero nutrientes y un montón de químicos. Es un desastre doble”.
Vandana Shiva
La agricultura, que ha sido y continúa siendo uno de los pilares de la civilización humana, hoy enfrenta desafíos que podrían redefinir su propósito e impacto en nuestras vidas. Aproximadamente el 80% de la población de los países en desarrollo depende de la agricultura como principal sustento. Sin embargo, y de lo que muchas veces no estamos conscientes es que, el cambio climático, la degradación del suelo, la pérdida de biodiversidad, el agotamiento de los recursos hídricos y la contaminación, amenazan no solo la capacidad global de producción de alimentos, sino que ponen en tela de juicio su calidad y seguridad [1].
Bajo este contexto, es importante hacer mención a la revolución agrícola que vivió la humanidad en la segunda mitad del siglo XX, y que se caracterizó por el uso indiscriminado de agroquímicos. En este período, fertilizantes, herbicidas y pesticidas permitieron aumentar la productividad, pero a un alto costo, dejando un legado de contaminación y dudas sobre la seguridad de los alimentos que consumimos. Además, éstas fueron aún mayores cuando los agroquímicos se convirtieron en parte indispensable de un paquete biotecnológico, permitiendo la patentabilidad de los recursos biológicos [2].
¿Es esto reciente? No, hace ya bastantes años se introdujeron los agroquímicos en el sector agroalimentario con el objetivo principal de mejorar el rendimiento de los cultivos y protegerlos de las plagas. Sin embargo, debido a la adaptación y resistencia desarrolladas a los productos químicos, cada año se utilizan mayores cantidades y nuevos compuestos, lo que provoca efectos secundarios no deseados y eleva los costes de producción [3].
Hoy en día, el uso de agroquímicos, incluidos los pesticidas, sigue siendo una práctica común, especialmente en las regiones tropicales y los países del Sur. Una estimación aproximada del uso de plaguicidas en los distintos países en desarrollo muestra que Asia oriental (incluida China) y América Latina consumen casi el 70% del total de plaguicidas, mientras que en el África subsahariana sólo se utiliza el 4% [4].
Los compuestos baratos, como el DDT (Dicloro–Difenil–Tricloroetano, perteneciente al grupo de los insecticidas denominados organoclorados, es una sustancia prohibida en prácticamente en todo el mundo debido a su gran persistencia y bioacumulación en el medio ambiente.), el HCH (El hexaclorociclohexano es una sustancia que se presenta en el ambiente de forma isomérica y fue utilizada principalmente como insecticida para combatir las plagas en la agricultura) y el lindano (insecticida organoclorado usado principalmente en la agricultura. Se le conoce como un plaguicida relativamente volátil y persistente, que se acumula en el tejido graso de los seres humanos y de otros animales), que son ambientalmente persistentes, están hoy prohibidos para uso agrícola en los países desarrollados, pero siguen siendo populares en los países en desarrollo [3].
Lo alarmante de todo esto, es que los residuos persistentes que quedan de estas sustancias químicas no sólo contaminan los alimentos in situ, sino que se dispersan por el medio ambiente afectando todo a su alrededor.
Ahora bien, con el transcurso de los años, y aunque puede ser un argumento controversial, algo que no se puede negar es que los diferentes descubrimientos de agrotecnologías basadas en productos agroquímicos y su aplicación en sustitución de las prácticas tradicionales han tenido éxito para aumentar la producción de alimentos y combatir el hambre en una población creciente. Y aunque esto también ha impulsado la agroeconomía en todo el mundo, diferentes estudios de investigación han revelado una mayor tendencia a la acumulación de tóxicos en diferentes esferas del medio ambiente, lo que supone efectos nocivos para la salud aérea, acuática y terrestre. Y eso no es todo, la mayor parte de los efectos se deben al uso imprudente de productos agroquímicos que, mediante biotransformación, causan diversas enfermedades y afectan a la biodiversidad. [5].
En este sentido, y considerando que toda persona tiene el derecho inherente a disponer diariamente de alimentos saludables y nutrición suficientes, es que, varios países en el mundo están llevando a cabo diferentes procedimientos gubernamentales para regular y prohibir el uso de estos productos químicos. Al mismo tiempo, y para garantizar una mayor producción y mantener la calidad de los alimentos, sabiendo que aún hay muchas personas en todo el mundo que siguen luchando contra el hambre, se han adoptado varios enfoques interdisciplinarios, como la agroecología, pero también se ha vuelto la mirada al pasado para recordar nuestra cultura y los conocimientos tradicionales de los diferentes territorios que son la mejor alternativa, hoy en día, para combatir el envenenamiento del medio ambiente y así crear un entorno más justo, saludable y ecológico para las generaciones futuras [5].
Finalmente, y ante este panorama un poco desolador, la agroecología, desde una visión por la soberanía alimentaria, emerge como un haz de luz con la plena capacidad de abordar los aspectos prácticos y urgentes de los sistemas de producción masivos y envenenados de alimentos, incluida la gestión de los recursos naturales, las repercusiones medioambientales y los retos sociales y de gobernanza a los que se enfrentan los actuales sistemas alimentarios y agrícolas en el mundo [1].
La soberanía alimentaria es un derecho humano fundamental, y garantizarlo implica adoptar decisiones conscientes y transformadoras. Como sociedad, debemos cuestionar los modelos agrícolas que priorizan el lucro sobre el bienestar de las personas y el planeta. La transición hacia sistemas alimentarios sostenibles requiere el apoyo colectivo, desde la implementación de políticas públicas que promuevan la agroecología hasta cambios en nuestros hábitos de consumo.
Son muchos los beneficios de las opciones agroecológicas, que ya se han demostrado en contextos específicos. Y, frente a la crisis socioambiental actual, el desafío está claro: es esencial valorar y apoyar a los pequeños productores locales, emprendimientos y proyectos que mantienen vivas las prácticas tradicionales y contribuyen a preservar la diversidad cultural y biológica de los territorios sin envenenarlos y volverlos infértiles.
¡Apoyemos el consumo local y la agroecología!
Referencias
*Imagen tomada de Atlas de los pesticidas (2022) [6]
(1) Wijerathna Yapa, A. y Pathirana, R. (2022). Sustainable Agro-Food Systems for Addressing Climate Change and Food Security. Agriculture, 12(10), 1554. Obtenido de: https://doi.org/10.3390/agriculture12101554
(2) Corti, J. (2021). Food Security and Agrochemicals: Rise and Fall of Glyphosate as Holy Grail of Agriculture Production in the European Union. SSRN Electronic Journal. 10.2139/ssrn.3978704.
(3) Carvalho, F. P. (2006) Agriculture, Pesticides, Food Security and Food Safety. Environmental Science and Policy, 9, 685-692. Obtenido de: http://dx.doi.org/10.1016/j.envsci.2006.08.002
(4) Mitra, B. et al. (2021). Use of Agrochemicals in Agriculture: Alarming Issues and Solutions. In: Bhatt, R., Meena, R.S., Hossain, A. (eds) Input Use Efficiency for Food and Environmental Security. Springer, Singapore. Obtenido de: https://doi.org/10.1007/978-981-16-5199-1_4
(5) Ganguly, R., Mukherjee, A., Chakraborty, S. y Verma Prakash, J. (2020). Impact of agrochemical application in sustainable agriculture. New and Future Developments in Microbial Biotechnology and Bioengineering, Elsevier, Pages 15-24, ISBN 9780444643254. Obtenido de: https://doi.org/10.1016/B978-0-444-64325-4.00002-X
(6) Reddy, I. V. Srinivasa. (2022). Atlas de los Pesticidas. Amigos de la Tierra (España), PAN Europa, Bruselas (Bélgica), Primera edición, ISBN: 978-9-46400747-3. Obtenido de: https://www.tierra.org/wp-content/uploads/2023/04/Atlas-pesticidas-Amigos-Tierra.pdf
* Ingeniera Agroindustrial con Especialización en Educación Ambiental, Magíster en Ciencias de la Geoinformación y Observación de la Tierra con énfasis en Planificación del Territorio. Actualmente, investigadora del Centro de Investigación de Cambio Climático (CICC) de la Fundación Grothendieck.
Los textos que aquí se publican son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no necesariamente expresan la filosofía ni la posición de la Fundación Grothendieck.